martes, 25 de octubre de 2016

Hipertiroidismo en edad pediátrica

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 6 de Septiembre de 2010)
 
El hipertiroidismo puede deberse a cuatro mecanismos:
1. Hiperestimulación de la glándula tiroides dependiente de la producción de TSH, tanto de origen hipofisario como tumoral.
2. Sobreproducción autónoma de hormona tiroidea, debido a adenomas únicos o múltiples, carcinoma folicular, inducida por el iodo.
3. Tiroiditis, de tipo linfocítica, granulomatosa, bacteriana, inducida por drogas.
4. Hormona tiroidea exógena.
De todas estas causas, la enfermedad de Graves (hiperplasia tiroidea difusa autoinmune) es la causa mas frecuente de hipertiroidismo en niños. Puede manifestarse tan precozmente como es el periodo neonatal, aunque lo habitual es que aparezca en el transcurso de la segunda década de vida. Existe una predisposición genética a la enfermedad, que explica la concordancia entre gemelos monocigotos del 30-60% y entre gemelos dicigotos del 3-9%.
La enfermedad se desarrolla tras la sensibilización de linfocitos T que estimulan a linfocitos B para producir anticuerpos frente al receptor de la TSH. Es habitual que los nilos afectados de enfermedad de Graves tengan otros trastornos autoinmunes asociados como diabetes mellitus o insuficiencia suprarrenal.
Las manifestaciones clínicas habituales incluyen nerviosismo, palpitaciones, aumento del apetito, pérdida de peso, labilidad emocional, insomnio con sueño intranquilo. El examen físico denota la presencia de alguno de los siguientes síntomas: taquicardia, pulso saltón, precordio hiperactivo, temblor, presencia bocio con soplo audible, temblor, hiperreflexia osteotendinosa, sudoración excesiva. Los exámenes de laboratorio de un niño con sospecha de hipertiroidismo deben incluir las determinaciones de TSH, T4 libre, T3, anticuerpos tiroideos, hemograma y fórmula leucocitaria, screening metabólico que incluya enzimas hepáticas. La presencia de anticuerpos tiroideos estimulantes confirman el diagnóstico de enfermedad de Graves.
El manejo inicial de la enfermedad de Graves se realiza con antitiroideos: metimazol, propiltiouracilo y carbimazol. Tanto el propiltiouracilo comom metimazol inhiben la biosíntesis de hormona tiroidea; además el propiltiouracilo inhibe la conversión periférica de T4 en T3. El metimazol puede tomarse una vez al día a dosis de 0.4-0.6 mg/Kg/día. El propiltiouracilo se asocia con propensión a causar daño hepatocelular, por lo que sus principales indicaciones son la presencia de tormenta tirotóxica durante la gestación. El propiltiouracilo se utiliza a una dosis diaria de 4 a 6 mg/Kg/día dividido en 3 dosis diarias. El efecto máximo, tanto del propiltiouracilo como del metimazol, se observan tras 4-6 semanas de tratamiento. Los efectos secundarios incluyen rash y agranulocitosis, el primero mas frecuente con el metimazol. Cuando aparece agranulocitosis esta aparece 4-8 semanas después de iniciarse la medicación. Las manifestaciones clínicas de taquicardia e hipertensión pueden beneficiarse del tratamiento con propanolol, en los niños con asma el tratamiento con atenolol puede ser mejor alternativa beta-bloqueante que el propanolol.
La medicación antitiroidea requiere periodos prolongados de entre 2-5 años, tras este periodo en un 30-70% de los pacientes se produce remisión. Los restantes casos el tratamiento definitivo incluye iodo radioactivo o tiroidectomia.
Tormenta tirotóxica. El mecanismo por el que unos pacientes hipertiroidismo desarrollan una crisis tirotóxica y otros con valores normales de T4 y T3 en suero no la desarrollan no esta completamente aclarado. Parece ser que una respuesta catecolamínica excesiva frente al aumento de hormonas tiroideas puede ser la responsable de que se desarrolle la crisis tirotóxica. Frecuentemente la crisis tirotóxica se precipita en aquellos pacientes hipertiroideos que padecen una enfermedad grave, se someten a cirugía o sufren algún traumatismo. Se ha desarrollado un sistema de puntuación propuesto por Wartofsky para el diagnóstico de crisis tirotóxica. Los síntomas predominantes son la presencia de fiebre, taquicardia desproporcionada para el grado de fiebre, vómitos, diarrea, ictericia y letargia o confusión. Algunos de estos pacientes pueden desarrollar taquicardia auricular, necrosis hepética, hipotensión, shock y obstrucción intestinal.
Los hallazgos de laboratorio incluyen poliglobulia, como resultado de la hemoconcentración, hipercalcemia por el efecto mantenido de la hormona tiroidea sobre el hueso, hiperglucemia, leucocitosis y aumento de la LDH.
El tartamiento incluye antitiroideos como el metimazol o propiltiuracilo que actuan sobre la síntesis de T4, e inhibición de la secreción de T4 mediante ioduro potásico. La conversión periférica de T4 en T3 puede conseguirse con propiltiouracilo, glucocorticoides y betabloqueantes. El soporte sistémico puede requerir vasopresores, glucosa y osígeno suplementario.
A propósito de tres casos clínicos Court Finlayson and Donald Zimmerman. Hyperthyroidism in the Emergency Department. Clinical Pediatric Emergency Medicine 10 (4):279-284, 2009; revisan las manifestaciones habituales del hipertiroidismo en niños.
Prof. Dr. José Uberos Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario